Alza la voz contra la hipocresía en la NFL: "La Liga está llena de superestrellas homosexuales"
La homosexualidad en el deporte, sobre todo masculino, sigue siendo un tabú. Triste, pero cierto. Y lo es especialmente en deportes etiquetados como 'varoniles', como por ejemplo el fútbol americano. Salir del armario en la NFL, lamentablemente, es poco menos que colocarse una diana en la espalda. Por mucho que Robert Ayanbadejo, campeón con los Baltimore Ravens en la Super Bowl XXXV, grite a los cuatro vientos que “la Liga está llena de superestrellas homosexuales”, hoy por hoy es un tema peliagudo para los atletas.
Muy pocos jugadores de la NFL han dado el paso. Exactamente trece, y la mayoría lo hicieron una vez retirados. El más conocido de todos fue Michael Sam, que hizo pública su condición sexual antes de entrar en el draft, justo al terminar su periplo universitario. Sin embargo son sólo una minoría, según Ayanbadejo. “Hay casos, hay jugadores, pero todavía no estamos en el momento social en el que se sientan cómodos reconociéndolo”, explicó en una entrevista para TMZ.
La implicación y la concienciación de Ayanbadejo con este asunto siempre ha sido absoluta. En 2012 plantó cara un representante del estado de Maryland que escribió una carta a los Ravens pidiéndoles que controlasen las declaraciones del jugador a favor de la legislación de los matrimonios homosexuales. Desde entonces su motivación para luchar por la causa fue todavía a más, siendo la cara visible de la NFL en este asunto. Al retirarse un año más tarde su apoyo fue máximo, y en la actualidad tiene claro que cada vez estamos más cerca de que algún astro de la Liga hable sin tapujos de su condición homosexual.
La vergüenza de la Liga
La figura de Ayanbadejo, cuando estaba en activo y una vez colgadas las botas, es necesaria en la NFL. Tanto que en el pasado podría haber evitado una de las situaciones más bochornosas de la historia de la Liga, como la protagonizada por Kordell Stewart en 1996. El que fuera uno de los jugadores más mediáticos de la competición y quarterback estrella de los Pittsburgh Steelers vio cómo su carrera profesional se iba a pique tras un rumor que decía que era homosexual y había pasado la noche en el calabozo después de que detenido en un parque mientras mantenía relaciones sexuales con otro hombre.
“Dos años atrás, yo era ‘Slash’ y todos me amaban. Probablemente llevaban mi camiseta. Ahora era el quarterback y después fui ‘la palabra con N’ (nigger, negrata), fui ‘la palabra con F’ (faggot, maricón). Todo el mundo quería verme sufrir. No todo el mundo, pero sí la mayoría”, cuenta Kordell Stewart en texto escrito por él mismo en The Players Tribune. El quarterback tuvo que dar explicaciones a sus compañeros de vestuario, soportar insultos de rivales y fans (incluidos los de los de su propio equipo), aguantar miradas y cuchicheos.
Siempre negó aquellos rumores, pero jamás cometió el error de dejarse llevar por la ira ni faltó al respeto a las personas homosexuales. Todo lo contrario. “Lo que me mataba no era que la gente fuese contra mi hombría o lo que fuese. No eran los rumores sobre que era gay. Al final pude manejarlo. Yo sabía quién era. Lo que me mataba era que la gente realmente quisiera verme sufrir”.
Pasaron los años y Kordell Stewart perdió la titularidad en 2002 y no continuó en el equipo al terminar la temporada. Firmó con los Chicago Bears en 2003 y en 2004 cambió nuevamente de aires llegando a los Baltimore Ravens. En Maryland jugó sólo tres partidos en dos campañas en total y ni siquiera llegó a lanzar un pase.
Toda una mega estrella de la NFL que se iba por la puerta de atrás y que aún tendría que cargar durante años con el peso de un rumor que no le ha abandonado. Varios hombres declararon haber mantenido relaciones con él en diferentes momentos. A todos los llevó a juicio y en todos los casos salió victorioso, pero hasta hoy ha tenido que seguir defendiéndose de los dimes y diretes que, desafortunadamente, parece que le perseguirán para siempre. “Es duro de decir, pero en aquella época eso era una sentencia a muerte”, confiesa en su artículo Stewart. Tristemente, hoy parece que sigue siendo así.